Hay una etapa en la vida en la que alguien nos enloquece sin si quiera saber su nombre, creamos historias de amor, imaginamos miles de escenarios, y eso pasa en la secundaria, en la pubertad, cuando te "enamoras" del tipo más guapo, del artista del momento, pero hoy, el gran problema es que yo voy en la Universidad, ya ni adolescente soy y estoy en esa circunstancia.
He vuelto a la pubertad, sonrío como una tonta, me derrito, me hago agua (dice Ale), suspiro, hago las invitaciones de la boda, y sólo con verlo pasar, al chico-del-salón-208, (le he puesto así para que suene a canción de Tex-Mex).
Y es que si ustedes lo vieran les pasaría lo mismo, o tal vez le hablarían, le coquetearían, o lo besarían, pero Anaiz María, no puede ni siquiera intentar verlo a esos-bellos-hermosos-y-grandes-ojos, pues, porque se pone de mil colores (y a quien le gusta alguien que está de todos los colores posibles, menos del que debería estar).
Tal vez es mejor así, me gusta verlo, la imaginación puede ser mejor que la realidad, verlo es toda una delicia, pero no por lo que veo, sino por lo que imagino, y como suele pasar (en especial a mi) en cuanto abra la boca, el encanto se rompe, y aún no quiero que eso pase.
Espero algún día poder hablarle, al menos saber su nombre para que pueda terminar las invtaciones de boda, por el momento conformense con que llegue temprano a mi clase de historia, sólo para sentarme afuera y verlo pasar.
ahora los dejo con esa gran sabiduría de Selena, toda una experta, recuerden que en las canciones más tontas siempre encontraran algo que describa a ANAIZ
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